El le pidió a una chica que lo acompañe a un baile. Pero mira lo que hace con su vestido…

La fiesta de graduación es, sin duda alguna, uno de los eventos sociales más emocionantes para los estudiantes de secundaria. Se reparten premios, se corona a un Rey y una Reina de la fiesta, todo el mundo está documentando todo con fotos y videos… No es de sorprenderse que los chicos realmente quieran asegurarse de verse absolutamente perfectos para esta fiesta.

Y para las chicas, al llegar el momento de elegir su vestido de graduación, ¡no es en absoluto una broma! Hay tantos estilos diferentes entre los que elegir, tantos que la decisión puede ser increíblemente abrumadora. Y por supuesto está el tema del costo. Todos esos magníficos vestidos de diseñador suelen estar mucho más allá del presupuesto de un simple mortal, y ni hablar de un estudiante de secundaria promedio. ¿Qué hacer?

Jimelle Levon, de 18 años, ha convertido este dilema en una oportunidad increíble. Verás, Jimelle vivió alguna vez en un refugio para indigentes con su madre, y se rehúsa a regresar jamás a esa vida. Esa motivación ha ayudado a Jimelle a desarrollar una increíble ética laboral, ¡y ha trabajado en diferentes empleos desde 6to. grado! Pero cuando Jimelle tenía 14, aprendió a coser y no pasó mucho tiempo hasta que convirtió su dormitorio en un “Laboratorio de Costura”.

¡Lo siguiente que supo fue que estaba vendiendo vestidos de graduación a medida hechos a mano a sus compañeros de estudios por entre $300 y $450! Ha habido tal demanda que ha tenido que renunciar a sus otros dos empleos para enfocarse en su negocio de vestidos a tiempo completo. No en vano este muy talentoso y trabajador joven asistirá a la Universidad Clask Atlanta para estudiar negocios y moda.