A la cabra se le rompe el corazón cuando es separada de su amigo, hasta que escucha detenerse un vehículo y ruido de cadenas

Tener el corazón roto es un trauma profundo. Me ha sucedido más veces de las que quiero contar, y nunca se hace más fácil. Y si bien el primer corte es el más profundo, sigue siendo la misma dolorosa rutina cada vez. Aislamiento, falta de apetito, de energía, sin deseos de hacer nada, ir a ninguna parte o ver a nadie; un colapso total. Y montones de helado y chocolate.

Apesta. El amor duele. Un período de pena lleva a una profunda introspección y de autoconocimiento durante esa difícil época. La única manera de salir es mediante el dolor, y no hay atajos. Debes seguir siendo fuerte y esperar que algo te sacará y todo se resolverá. Todo estará bien al final, y si no está bien, entonces no es el final.

Esta pobre cabra pasaba momentos difíciles. Su nombre es Mr. G, y fue rescatada de la casa de un acaparador compulsivo en el sur de California. Había estado allí durante 10 años, descuidada, maltratada y no querida. Pero se había hecho amigo de un burro (un asno usado como animal de carga), llamado Jellybean, con quien sentía mucho apego. En medio de la agitación y la incertidumbre, al menos se tenían el uno al otro.

Pero cuando los animales fueron rescatados, otro santuario se llevó a Jellybean, y los rescatistas que se llevaron a Mr. G no tenían idea de que se habían hecho tan amigos. Desde el momento en que Mr. G fue llevado a su santuario, separado de Jellybean, la cabra se volvió introvertido, permaneciendo en la esquina de su pesebre sin moverse. Se rehusó a comer durante seis días, permaneciendo inmóvil y extremadamente deprimido.

El grupo de bienestar animal, Animal Place, sabía que debía hacer algo sobre esta triste situación. No podían simplemente ver a Mr. G. consumirse. Fue entonces que un voluntario, Jeff McCracken, se ofreció a hacer el viaje de ida y vuelta de 14 horas para traer de regreso a Jellybean, y supieron que quizás pudieran sacar a la desolada cabra de su miseria.

Cuando Jeff regresó con el asno, Mr. G supo que algo era diferente. Este video capta la sorpresa y el completo deleite de la una vez esclavizada cabra, que de pronto se anima y se entusiasma por reunirse con su viejo amigo. ¡Es un momento gozoso, y sin duda llevará una sonrisa al rostro de cualquiera! Estoy tan feliz de que Mr. G y Jellybean hayan vuelto a reunirse, especialmente después de lo que tuvieron que pasar. Hasta en las peores circunstancias siempre se tuvieron el uno al otro, ¡y ahora pueden estar juntos y felices en circunstancias mucho mejores!

¡Haz clic abajo para ver a Mr. G pasar de triste y deprimido a vivaz y feliz en cuestión de segundos!