Cada día se realizan miles de actos de bondad fortuitos en todo el mundo. La gente paga la comida de desconocidos a sus espaldas en la fila. Jefes sorprenden a sus empleados con un almuerzo porque sí. Y la gente recoge voluntariamente la basura cuando la encuentra en las calles. Realizar un acto fortuito de bondad no necesariamente tiene que ser algo drástico, pero debe salir del corazón.
Un acto de bondad no tan pequeño recientemente fue llevado a cabo por una cajera de 17 años de un supermercado Fresh ‘n Low, llamada Elizabeth Taylor.
Un día, estaba escaneando las compras de una persona anciana y el total que se mostró en la registradora era de $173. Poco después, la cajera de Georgetown, en Tennessee advirtió que al anciano le faltaban $33. Entonces, su primera reacción fue comenzar a separar algunos de los elementos para devolverlos. Antes de que pudiera hacerlo, Taylor tuvo la solución: ella pagó la cuenta por él.
“Eran todas cosas esenciales, así que pensé… tú sabes… y el decía ‘¿cuánto te debo?’, y yo le dije: ‘no, está bien, yo me haré cargo de esto, no se preocupe'”, explicó ella.
El hombre, cuyo nombre es Layne McKeel, quedó conmovido por esta acción. Llama a la cajera adolescente “ángel”, y “un ser de luz”.
Pero al ser elogiada por su bondad, Taylor sencillamente cree que era lo correcto.
“Vemos a muchísima gente mayor, y todos intentan comprar sus víveres y muchos lugares se quedan sin algunas cosas, sin inventario, y entonces a los ancianos les toca la peor parte. Simplemente intento hacer algo bueno cada vez que puedo”.
McKeel necesitaba de su bondad más que nunca en ese preciso momento.
Resulta que McKeel había recogido su cheque por discapacidad antes de ir al supermercado. Sin embargo, el cheque no era suficiente para comprar las cosas esenciales que necesitaba desesperadamente. Eso por no mencionar que McKeel rara vez deja su casa desde el comienzo del brote de Coronavirus, lo que hacía que este viaje a su Fresh ‘n Low cercano fuese vital.
Pero gracias a esta amable cajera, consiguió las vituallas que necesitaba sin tener que esperar a su siguiente cheque. Y de esa manera no tuvo que ir de tienda en tienda para buscar precios más baratos en los productos que necesitaba, aumentando sus posibilidades de contraer COVID-19.
Su acción puede parecer simple para algunas personas, pero para una muchacha de 17 años pagar una factura de casi $200 es mucho. Por no mencionar lo mucho que significó para McKeel.
Escucha una entrevista con la Srta. Taylor abajo. ¡Esta chica merece un