Chico indigente siempre dormía en la acera. Pero un día vino un perro y le cambió la vida.

A veces, cuando la vida se pone estresante, es fácil olvidar todas las cosas por las que estamos agradecidos. A menudo son las cosas más simples las que damos por sentado, como un techo sobre nuestra cabeza y una cama abrigada para dormir por la noche. O que tenemos familia y amigos a quienes acudir en tiempos de problemas.

Soy una persona afortunada, con un hogar pequeño pero confortable, algunos amigos íntimos y familiares, y maravillosas mascotas que me llenan la vida y el corazón. Tengo comida en la alacena, y cada noche puedo dormir en un lugar seguro. Mi vida es simple, sin muchos lujos, pero tengo mucho más que muchos otros.

La gente tiene problemas, en nuestro propio vecindario, pueblo, y ciudad. En todo el mundo hay gente que tiene que luchar cada día para alimentarse y sobrevivir. Lamentablemente, muchos de entre quienes pasan por circunstancias difíciles son niños. Esto es particularmente triste porque estas almas inocentes no pidieron terminar hambrientas y sin hogar.

Rommel Quemenales viven en las calles de Quezon City, en Filipinas. La fotógrafa María Kabs lo conoció, y a su gran corazón, al fotografiarlo. Rommel dijo a la fotógrafa que sus padres estaban separados, y que había tenido que dejar la escuela luego de segundo grado. Explicó que tiene una hermana en otra ciudad y la visita cuando tiene dinero suficiente.

También le mostró a su mejor amigo, un cachorro llamado Badgi. No tiene nada para compartir con Badgi, salvo amor, y eso es todo lo que el perro desea. Hasta en las peores circunstancias Rommel abre su corazón a la amistad, y ambos comparten un vínculo increíblemente especial. Es conmovedor, pero al menos estas dos almas se han encontrado una a la otra.

Mira a Rommel y Badgi en el video de abajo, ¡y por favor, da un “me gusta” y comparte!