El cuidador libera elefante luego de 22 años. Pero una vez que le quitan las cadenas, todos lloran.

El cuidador libera elefante luego de 22 años. Pero una vez que le quitan las cadenas, todos lloran.

¡Qué hermosa historia! ¡Estoy llorando!

En los últimos años las investigaciones han permitido comprender más sobre los elefantes. Hemos aprendido que son animales amables y dulces con emociones reales. Tienen la capacidad de formar fuertes vínculos, y pueden recordar a otros elefantes, e inclusive a humanos que no han visto durante años.

Al aprender más sobre estos dulces gigantes y sus hábitos sociales, hemos descubierto que muchas de las formas en que hemos mantenido a elefantes a lo largo de los años podrían ser consideradas muy crueles. Incluso aquellos en zoológicos, que han sido cuidados lo mejor posible por ellos, no pueden vivir una vida que sea ni remotamente parecida a la vida silvestre.

En los zoológicos no tienen suficiente lugar para deambular, y más importante aún, a menudo le falta la compañía de otros elefantes. Son animales extremadamente sociables, y la compañía es importante para su salud emocional.

Cuando una elefanta llamada Shirley fue lesionada trabajando en un circo, fue recibida por el Zoológico Purchase de Louisiana. Cuidaron de ella lo mejor que pudieron, pero era la única elefanta allí. Durante 22 años, su mejor amigo fue su cuidador humano, un hombre llamado Solomon James. Pasó tanto tiempo como pudo con la elefanta, asegurándose que supiera que era querida.

En 2003, el zoológico organizó el envío de Shirley a un Santuario de Elefantes en Tennessee. Eso significaba que Solomon tendría que decir adiós a su amiga.

“Voy a echarla de menos”, dice lloroso. “Pero cuando vi este lugar, le dije que ya no habría más cadenas. No sé quién fue el primero en ponerle una cadena, pero estoy contento de saber que yo fui el último en quitársela. Finalmente es libre”.

Cuando Shirley llegó al santuario, se reencontró con Jenny, una elefanta que conoció en el circo años atrás. Ahora ambas son inseparables.

Mira la emotiva historia de Shirley y Solomon en el video de abajo, y por favor, ¡da un “me gusta” y comparte!