Un conductor bloquea una iglesia, así que un vecino le enseña una lección que nunca olvidara

Debo confesar algo. Soy una conductora terrible. ¿Vieron esa persona frente a ustedes que cuando están apurados por llegar a algún lado, los hace llegar tarde? ¿Esa que conduce por debajo del límite de velocidad y parece no tener ni idea de adonde se dirige? Sí, esa soy yo. Déjenme disculparme con ustedes por todos los otros terribles conductores que hacen algo estúpido o los hacen llegar tarde a esa cita importante. También soy esa que no sabe aparcar. Es una situación increíblemente desgraciada si tengo que estacionar en paralelo. Si estás detrás de mí cuando intento esa imposible maniobra, tendrás que verme bloquear una línea completa del tránsito mientras avanzo y retrocedo, intentando hacer caber mi auto en ese espacio. La mitad de las veces acabo por renunciar y abandono el lugar. En un aparcamiento, intento aparcar todo lo lejos que puedo de otros autos, y me lleva al menos tres intentos colocarme entre las líneas.

Pero la cosa es que puede que yo sea mala conductora, y quizás te vuelva completamente loco con mi ineptitud, pero no soy irrespetuosa adrede. De hecho, salgo del camino para no incomodar a otros conductores. El tipo que conduce este vehículo plateado, no tanto.

Este conductor se detuvo para buscar su café matutino, y en lugar de aparcar en el aparcamiento, bloquea el acceso a él, porque “estará sólo un minuto”. Durante ese muy largo minuto, nadie puede acceder al aparcamiento, incluyendo los parroquianos de la iglesia a la que pertenece realmente y vehículos para minusválidos y de emergencia. Es potencialmente peligroso y obviamente roza lo grosero. Pero un vecino tiene una astuta solución y concibe un plan para enseñar a este tipo una lección. La mejor parte es: no hay confrontación, no hay gritos ni peleas. Demuestra lo que quiere, y a causa de esto el conductor puede comprender su error. ¡Buen trabajo!