Cuando era niña me encantaba ir al centro comunitario local y jugar en la piscina durante las divertidas horas de natación familiar. Mis hermanos y yo nunca supimos nadar, por lo que nos quedábamos cerca de la parte playa y salpicábamos por allí; había días en que me sentaba en el borde de la piscina y sólo metía mis pies en el agua, pero el hecho de que estaba en la piscina era satisfactorio.
Como no sabíamos nadar, uno de mis padres siempre estaba en las cercanías, supervisando y asegurándose de que no nos metiéramos en ninguna clase de problemas. Mi papá es un muy buen nadador, y hubo días en que intentó enseñarnos a mis hermanos y a mí una o dos cosas sobre nadar. Intentaba que nos pusiéramos los tres en hilera en el borde de la piscina y nos enseñaba simples trucos de natación. Nunca comprendimos, y nunca logramos aprender a nadar, ¡pero al menos él puede decir que lo intentó!
¡Esto es muy similar a la madre del video de abajo! Parece que es un día de verano, y mamá intenta entretener a sus dos hijos. No parece que ninguno tuviera más de cinco años de edad, que es la edad perfecta para comenzar a darles unas sólidas lecciones de natación.
Los chicos están parados en el borde de la piscina, con sus trajes de baño y pequeños flotadores en sus brazos para ayudarlos a flotar en el agua. Miran al frente, serios ante esa gran cantidad de agua delante de ellos. Mamá comienza dándoles instrucciones sobre cómo colocar sus brazos arriba y por encima de sus cabezas —están aprendiendo a zambullirse. Luego, según lo que hace mamá, saltas directamente, cabeza primero, y a nadar. Parece simple, y nada a que temer, ¿verdad? (No intentes esto en casa si no sabes nadar. Es importante tomar lecciones profesionales antes de intentar zambullirte en una piscina).
El hijo número uno es el siguiente en zambullirse. Tiene la posición correcta y lista, pero al parecer es algo reacio a saltar. Finalmente, lo que hace es algo mitad salto, mitad zambullida, al agua. Pero lo hace, y eso es lo que importa.
Luego viene el hijo número dos. Ahora, quizás no comprendió cómo funciona la zambullida, o quizás ni siquiera prestaba atención a las instrucciones, porque lo que hace es totalmente cómico. En lugar de colocar sus brazos sobre su cabeza, este pequeño los mantiene colgando a los lados y simplemente se deja caer, dando un panzazo en la piscina. ¡No era la zambullida que esperábamos, pero es muy gracioso verlo! ¡Y luego logra emerger como si nada hubiera pasado!
¡Haz clic abajo para ver esta cómica zambullida!